Accidente ofídico en el ACG: efectos y tratamiento |
Mahmood Sasa, Investigador ACG Department of Biology, University of Texas at Arlington, Arlington, Texas 76019 Correo electrónico: SASA@UTA.edu |
Coral Micrurus nigrocintus nigrocintus. Foto/R.Blanco.
Estos hechos, me hacen realizar ahora unas reflexiones sobre el tratamiento
ofídico para refrescar la memoria de aquellos que laboran en el ACG
y que por lo tanto están expuestos a accidentes de este tipo para
todos es bien sabido la extrema diversidad biológica de la que goza
Costa Rica. Esta diversidad puede verse reflejada en la variedad de serpientes,
donde han sido reportadas 139 especies. De estas, únicamente 18 corresponden
a especies venenosas, con glándulas que secretan toxinas con acciones
patológicas, capaces de destruir tejido, bloquear funciones fisiológicas
importantes e incluso producir la muerte.
Desde el punto de vista fisiopatológico, las serpientes venenosas
del país pueden agruparse en dos líneas: aquellas con venenos
neurotóxicos y las que poseen venenos que causan efectos hemorrágicos
y destrucción severa de tejido. En el primer caso se incluyen todas
las corales venenosas (familia Elapidae) y la serpiente de mar pelágica
(familia Hydrophiidae). En el segundo grupo, se incluyen todas las serpientes
de la familia Viperidae, conocidas en nuestro medio como tobobas, bocaracás,
terciopelo, cantiles etc.
En el ACG es posible observar varias especies de esta familia, como lo son
la terciopelo (Bothrops asper ), la lora (Bothriechis
lateralis ) y la bocaracá (Bothriechis sclegellii
) en las partes altas y húmedas del Area. En las regiones de bosque
seco, habitan la toboba chinga (Porthidium ophryomegas), la
cascabel (Crotalus durissus), y la castellana (Agkistrodon
bilineatus).
Envenenamiento por corales.
En el ACG, sólo una especie de coral existe, Micrurus nigrocinctus
nigrocinctus. En general, los accidentes por mordeduras de serpientes
coral son escasos en Costa Rica, reportándose menos de diez casos
por año. Debido a su tamaño y a la disposición de sus
colmillos, cuando la serpiente coral inocula veneno, este queda usualmente
depositado a nivel subcutáneo . El veneno se distribuye a otras regiones
del cuerpo por vía linfática y sanguínea, pudiendo
llegar a las uniones neuromusculares. Aquí, las toxinas bloquean
las uniones sinápticas (unión de las neuronas con la placa
motora). A nivel local, se puede producir un dolor de leve a moderado, y
un ligero edema aunque no son evidentes ni el efecto hemorrágico
ni el necrótico. Como consecuencia de las acciones a nivel sináptico,
se desencadena una parálisis de diversos músculos, lo que
conlleva a los síntomas que caracterizan este envenenamiento: caída
de párpados (ptosis parpebral), oftalmoplegia, diplopía, disartria
y debilidad muscular generalizada. La consecuencia principal de estos efectos
es la parálisis de músculos intercostales que participan en
la respiración, efecto que puede llevar a la muerte si el paciente
no es tratado oportunamente.
El envenenamiento por corales no origina efectos locales importantes ni
altera la coagulación, por lo que la evaluación clínica
de esos casos debe de basarse en una adecuada vigilancia en la evolución
del cuadro neurotóxico.
Envenenamiento por Viperidos.
En el caso de mordeduras de serpientes de la familia Viperidae (géneros
Bothrops sensu lato, Crotalus, Porthidium y Agkistrodon),
los venenos poseen una composición química muy compleja,
con presencia de toxinas y enzimas que afectan múltiples procesos
fisiológicos. El cuadro de envenenamiento en este caso está
caracterizado por efectos locales inmediatos y -en casos moderados y severos
por alteraciones sistémicas diversas.
La severidad de estos envenenamientos es muy variable y su evaluación
es fundamental para el diseño de un adecuado tratamiento. Esta severidad
depende por supuesto, de varios factores:
Cantidad de veneno inoculado: en el
caso de ejemplares adultos o de especies mas grandes (por ejemplo la terciopelo
y cascabel) el volumen de veneno inyectado es mayor provocando por lo tanto
accidentes de mayor riesgo.
Lugar de la mordedura: accidentes
en la cabeza y tronco tienden a ser más severos que mordeduras en
las extremidades.
Estado fisiológico del paciente: el
peso y talla de la persona mordida, así como su estado físico
general son importantes factores a considerar. En el caso de los niños
(y de ellos el ACG alberga una buena cantidad) las mordeduras tienden a
complicarse con frecuencia, en parte debido al reducido volumen de distribución
que le permite al veneno actuar con mayor rapidez a nivel sistémico.
Situación del accidente: este
factor es crítico para determinar el tiempo que transcurre desde
la mordedura hasta el inicio del tratamiento. Los accidentes no ocurren
bajo las mismas circunstancias ni en las mismas condiciones. No es lo mismo
que un trabajador sea mordido en el área administrativa de Santa
Rosa, que si estuviera colectando en el sector de Cacao. La distancia hasta
el centro médico es diferente, pero también la disponibilidad
de vehículos, gente que asista y tranquilice, esfuerzo del paciente,
etc.
Todos los que trabajamos en el campo debemos tomar en cuenta estos factores
que deben de ser considerados no sólo en el accidente ofídico
sino que para prevenir cualquier otro tipo de emergencia.
Los efectos locales en el caso de envenenamiento por vipéridos se
desencadenan en el lugar de la mordedura en cuestión de minutos.
Estos se caracterizan por dolor, edema y hemorragia, los cuales pueden ser
acompañados de necrosis (destrucción) del tejido muscular:
Hemorragia: La hemorragia local se
produce por efecto de hemorraginas, toxinas que actúan sobre los
capilares y venulas. De esta manera, colapsan la microvasculatura y así
se produce la extravasación de las células sanguíneas.
Como consecuencia, ocurre un profundo sangrado tanto en el lugar de la mordedura
(local) como en otras partes distantes (sistémico).
Castellana Agkistrodon bilineatus. Foto/A.Solórzano.
Edema: este es el efecto más
común en el envenenamiento por serpientes de esta familia. Este fenómeno
es producido por múltiples factores, como consecuencia de que las
toxinas afectan directamente el endotelio, originando la exudación
del plasma. Los venenos liberan además una serie de compuestos mediadores
en funciones inmunológicas, como son histamina, kininas, prostaglandinas
y anafilatoxinas, que actúan en el proceso inflamatorio.
Mionecrosis: En envenenamientos moderados
y severos, se produce necrosis del tejido muscular en las regiones donde
se inocula el veneno. La mionecrosis se debe a la acción directa
de las miotoxinas que laceran la membrana plasmática de las células
musculares y al efecto de isquemia (obstrucción de la oxigenación
del tejido) sobre el tejido muscular, como consecuencia de la hemorragia
y el edema.
Además de los fenómenos mencionados, estos accidentes cursan
frecuentemente con infecciones debido a que los venenos y la cavidad bucal
de las serpientes están altamente contaminados con gran cantidad
de bacterias. Más aún, las lesiones cutáneas que se
producen favorecen la entrada de microorganismos en los tejidos.
En el caso de envenenamientos severos, el veneno se distribuye a nivel sistémico,
originando múltiples alteraciones como sangrado, coagulopatía,
alteraciones renales y choque cardiovascular.
Hemorragia: Al igual que en el caso
de la hemorragia local, las hemorraginas llegan a afectar los capilares
en múltiples órganos, originando sangrado sistémico.
Este sangrado puede ocasionar hipovolemia y choque cardiovascular.
Lora Bothriechis lateralis. Foto/M.Mora |
Coagulopatías: Los venenos de serpientes de la familia viperidae afectan la coagulación de diversas maneras. Básicamente actúan arrestando el fibrinógeno necesario en la cascada de coagulación. De esta forma se produce defibrinación con disminución de los niveles defibrinógeno y con prolongación de los tiempos de coagulación. Estas 4 alteraciones agravan el cuadro de sangrado sistémico que iniciaron las toxinas hemorrágicas. Choque cardiovascular: Los fenómenos
de sangrado y exudación que se producen a nivel local y sistémico
originan un cuadro hipovolémico que puede evolucionar hasta un choque
cardiovascular. El accidente ofídico Como se vió en el ACG, el personal que labora en áreas silvestres también es afectado por este tipo de accidente (el lector interesado puede remitirse a Hardy l994). El alto número de mordeduras anuales |
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Primeros auxilios Los primeros auxilios se deben reducir a inmovilizar lo más posible la extremidad afectada y a trasladar al paciente al hospital o centro médico más cercano para que se le aplique el suero antiofídico. Se recomienda que el personal residente del ACG realice planes que faciliten la evacuación de pacientes de las zonas más remotas del área de la manera más eficiente posible. Tratamiento hospitalario |
Bocaracá Bothriechis sclegellii. Foto/M.Mora. |
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