Resumen del artículo Upgrading protected areas to conserve wild biodiversity de Pringle, R. M. creado en el 2017, el cual habla de dos áreas protegidas: Área de Conservación Guanacaste y “Parque Nacional da Gorongosa” (PNG) en Mozambique como modelos de ecosistemas degradados y regenerados para la conservación de biodiversidad, traducido por Erick Vargas.
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Convenios internacionales dictan un mandato para la expansión de la red de áreas protegidas en el planeta como una defensa ante la continua extinción de poblaciones, especies y ecosistemas silvestres. A pesar de esto, muchas áreas protegidas carecen de financiamiento, su manejo es pobre y sufren daños ecológicos. El enigma es cómo incrementar simultáneamente su cobertura y efectividad (Pringle 2017).
El Área de Conservación Guanacaste ofrece un ejemplo de cómo ecosistemas degradados pueden ser rehabilitados, expandidos e integrados en el tejido cultural de la sociedad. El componente marino, por ejemplo, ha evolucionado en su cobertura: Fue establecido originalmente en 1971 como parte del Parque Nacional Santa Rosa, tuvo una primera expansión en 1977 con la ampliación del parque y, finalmente, tuvo una segunda ampliación significativa en 1987, con la inclusión del área en torno a las islas Murciélago. El crecimiento progresivo y la interconexión entre los ecosistemas terrestres, humedales y marinos del ACG ha fortalecido su coherencia ecológica.
Fotografías: a- Expansión del Área de Conservación Guanacaste (ACG) de 1971 a 2017. Cada región está etiquetada con el año aproximado en que se adquirió la tierra. b- principales ecosistemas del ACG. c- Los estudiantes de las escuelas rurales participan en el Programa de Educación Biológica de ACG (PEB). Están observando a una serpiente loro inofensiva (Leptophis mexicanus) y demostrando cómo los dispositivos electrónicos, como los teléfonos móviles, pueden facilitar la bioalfabetización moderna. Crédito de la imagen: A. Jiménez. d- Niños del pueblo pesquero de Cuajiniquil, noroeste de Costa Rica, participan en el Conteo Navideño de Navidad de ACG 2012, equipado con binoculares y cámaras provistas con fondos de Guanacaste Dry Forest Conservation Fund. Crédito de la imagen: M. M. Chavarría Diaz. e- Treinta años de restauración de bosques secos tropicales que rodean una trama experimental que todavía se quema anualmente (cortafuegos), lo que muestra qué parte del ecosistema existente cuando comenzó la restauración en 1985. Crédito de la imagen: J. Diaz Orias.
A partir de las experiencias del ACG y del “Parque Nacional da Gorongosa” (PNG) en Mozambique, Pringle (2017) identifica filosofías y abordajes en común que él resume en ocho principios o pilares para guiar los esfuerzos de conservación:
- Proteger refugios remanentes y utilizar la resiliencia de la naturaleza: La naturaleza puede sanar sus heridas muy rápidamente una vez que la agresión se ha detenido, eso sí se cuenta con suficientes remanentes de lo original para su propagación. Una convalecencia completa puede tomar siglos, habrá cicatrices que permanecerán y algunas funciones se verán reducidas. Pero así como una persona que se recupera de una herida muy seria no deja de ser una persona, asímismo un ecosistema rehabilitado sigue siendo ese mismo ecosistema. Si muchas piezas se han perdido, incluyendo ciertos organismos vitales, la recuperación sistémica se vuelve muy lenta y hasta poco probable, condenando al ecosistema. Pero en general, la restauración va hacer posible a pesar de la extinción de poblaciones anteriores y si las técnicas para el transplante de organismos vitales se desarrollan significativamente. La Venus de Milo fue armada a partir de fragmentos y sigue siendo bella a pesar de que falta la manzana que una vez ella sostenía.
- Incrementar e interconectar: El ACG y el PNG demuestran cómo las áreas protegidas pueden crecer estratégicamente a medida que se restauran para lograr mayor integridad ecológica y conectividad. En el ACG se han venido adquiriendo parcelas de tierra para llenar los vacíos entre tres parques nacionales. El resultado es un “todo” extenso y ecológicamente coherente que se extiende desde la zona pelágica en el Océano Pacífico hasta las cumbres de los volcanes ubicados a 50 km tierra adentro. Dada la importancia de los flujos y subsidios entre ecosistemas y de los ecosistemas costeros para el bienestar de la gente, vale la pena promover la expansión de las áreas protegidas terrestres hacia los océanos y viceversa.
- Ser “de largo plazo y local”: Los esfuerzos en el ACG y el PNG representan compromisos de muchas décadas con esos lugares. Estos “matrimonios monógamos” son necesarios porque la rehabilitación ecológica de gran escala y significativa toma décadas, así como la transición hacia una auto-dependencia institucional y financiera. La tarea requiere de un persistente compromiso civil y político que, a su vez, necesita del desarrollo de robustas conexiones sociales y relaciones personales de confianza. La mayoría de los problemas de la conservación no se resuelven con planes de cinco años e incluso los proyectos de largo plazo batallan con la ausencia de individuos “de largo plazo”. Al centro de los esfuerzos de restauración en el ACG y el PNG hay un pequeño grupo de personas con compromisos de vida para proyectos de muy largo plazo, ya que el éxito de los mismos se define “a perpetuidad” y la perpetuidad nunca está garantizada. La conclusión del largo plazo es “ser local”: Los funcionarios del AGC son costarricenses, así como la mayoría de los empleados del proyecto Gorongosa. Los extranjeros que participen deben ganar legitimidad local a través de una larga presencia física, familiarización con las costumbres e idioma local, humildad, gentileza y mantenimiento de sus promesas. Esto no se logra de la noche a la mañana.
- Pagar los costos de oportunidad: La conservación no puede ser exitosa sin la cooperación, participación y el compromiso de las comunidades vecinas y otros actores locales. Las áreas protegidas deben negociar un lugar respetable en la sociedad y esto incluye a las comunidades locales, la comunidad regional y la comunidad nacional. El área protegida debe “pagar” el costo de oportunidad de la conservación a los que integran cada uno de estos ámbitos en diferentes “monedas”.Por ejemplo, el PNG maneja sus relaciones locales con la gente que vive en la zona de amortiguamiento proporcionándoles acceso al parque, ofreciendo extensión agrícola y de salud, compartiendo ingresos y promoviendo un sentido de responsabilidad y propiedad colectiva. A nivel regional, el parque estimula los negocios en las ciudades provinciales por medio del turismo. A nivel nacional, el parque paga sus costos de oportunidad siendo un símbolo internacionalmente invisible de Mozambique y del abordaje ambiental de su gobierno; se anima a los políticos a ver el éxito del parque como el suyo propio y por supuesto que lo es. Por su parte, el ACG en Costa Rica realiza muchas actividades similares para sus comunidades locales, regional y nacional. Este abordaje contribuye a contrarrestar críticas de que la conservación violenta los derechos y el bienestar de las comunidades sumergidas en pobreza rural. La investigación más bien apunta a que las áreas protegidas suelen distribuir a sus vecinos más beneficios que perjuicios.
- Desarrollar estrategias financieras creativas: Aunque las áreas protegidas pagan sus costos de oportunidad en diferentes “monedas”, ellas deben pagar a sus empleados con dinero y cualquier expansión requiere de fondos para la compra de tierras y gastos legales. El ACG y el PNG demuestran cómo mecanismos financieros ingeniosos y heterogéneos contribuyen a mejorar el área protegida. En ambos casos se han desarrollado alianzas público-privadas entre gobiernos y organizaciones sin fines de lucro para canalizar el capital intelectual y financiero hacia la revitalización y el crecimiento de las áreas protegidas. En su uso, hay que tener cuidado de no caer en la privatización de la soberanía o en una negligencia del Estado en cuanto a sus responsabilidades hacia la conservación. También hay que tener cuidado con los portafolios turísticos que pueden crear vacíos en los presupuestos cuando las proyecciones iniciales se han sobre-estimado y cuando fenómenos geopolíticos o financieros ( y climáticos) que reducen la demanda.
- Conocer su biodiversidad: Un área protegida sin un inventario de sus especies residentes es como una biblioteca sin un catálogo, un supermercado con latas sin etiquetas o un museo cuyas piezas de arte se apilan en el sótano. Esta condición menoscaba la habilidad del área protegida para proporcionar servicios intelectuales, recreativos y materiales, así como cualquier intento de gestión con una base científica. A lo largo y ancho del ACG, parataxónomos de tiempo completo recolectan y catalogan insectos, plantas, invertebrados marinos y otros taxones. Estos esfuerzos han contribuido con avances científicos transformadores: Un inventario de 35 años coordinado por Daniel Janzen y Winnie Hallwachs, de las redes alimenticias de plantas-orugas-parásitoides que utiliza códigos de barras de ADN como indicadores de especies y análisis ecológicos. Su uso en el inventario ha revelado miles de especies crípticas y demostrado su grado de especialización en las redes alimenticias.
- Ser adaptable: En el tema de mejorar las áreas protegidas no hay una receta que se adapte a todos. En el campo deportivo no existe una regla sobre la secuencia que deben seguir las jugadas y la siguiente movida depende del contexto: ¿Cómo va el resultado? ¿Contra qué oponente se juega? ¿Cuánto falta para que termine el partido? Los entrenadores deportivos dominan el pensamiento dependiente del contexto, pero este abordaje es contrario a la actual ciencia académica en la que se da mucho valor a las generalizaciones y las buenas ideas se sobre-dimencionan. En el proceso de adaptación a circunstancias y oportunidades que evolucionan continuamente, los arquitectos de la restauración en el ACG y el PNG han combinado diversos linajes de pensamiento contemporáneo acerca de la conservación (y también han sido pioneros de otros nuevos). Ambos proyectos ejemplifican la conservación inclusiva que se requiere.
- Hacer partícipe a la gente joven: Los programas educativos en el ACG y el PNG reconocen que la única manera de lograr una población bioalfabetizada y despertar la biofilia (nuestro sentido de conexión con la naturaleza) es estimulando el interés de los niños en la naturaleza tan temprano como sea posible. La necesidad de jugar en el largo plazo, la cual es cada vez más difícil a medida que las realidades se vuelven más virtuales, es otra razón por la cual los proyectos para mejorar áreas protegidas requieren de escalas de tiempo de multi-décadas, así como de inventarios robustos de biodiversidad.
Pringle (2017) concluye que la necesidad de expandir la cobertura de áreas protegidas y mejorar el desempeño de las existentes requiere de priorizar inversiones. Identifica como prioridades áreas protegidas ecológicamente dañadas pero con suficiente remanente biológico para su recuperación, situadas en paisajes terrestres y marinos con oportunidad para su expansión hacia entornos relativamente poco desarrollados, ya sea conectándose con otras áreas o adquiriendo tierras privadas. Pueden ser áreas desfinanciadas o mal manejadas pero vinculadas a gobiernos con incentivos para invertir en áreas protegidas.
Esto requiere de datos de desempeño del área incluyendo evaluaciones de degradación ecológica, capacidad administrativa y necesidades de financiamiento. Agrega Pringle como otra necesidad el conocimiento de las dimensiones socioeconómicas asociadas al establecimiento y mantenimiento de áreas protegidas exitosas. Menciona la necesidad de implementar el mejoramiento de áreas protegidas a escalas que permitan cerrar la brecha entre las Metas de Aichi y las predicciones sobre la disminución de la biodiversidad.
Agrega que el ingrediente más importante es la existencia de socios gubernamentales dispuestos a colaborar, lo que significa que la implementación de estos pilares dependerá en gran medida de aprovechar las oportunidades. Concluye afirmando que a medida que se cuente con más estudios de caso exitosos, así habrá más puntos de referencia de lo que funciona y no funciona en diferentes contextos socioecológicos, incrementando el atractivo de este tipo de proyectos para aquellos decisores de política adversos a tomar riesgos y permitiendo que emerjan más oportunidades.
Fuente de información:
Traducido por: Erick Vargas, Sostenible por Naturaleza, erick927@icloud.com
Pringle, R. M. 2017. Upgrading protected areas to conserve wild biodiversity. Nature 546, 91–99 (01 June 2017) doi:10.1038/nature22902. Received 24 February 2017. Accepted 09 April 2017. Published online 31 May 2017.