Memorias del primer día
por Luis Alex García Ugalde
Eran las 5:30 de la mañana, el termómetro rondaba los 16 grados y el bosque se estremecía con ráfagas continuas de vientos provenientes del Caribe. Varios estaban convocados a participar en la experiencia, sin embargo uno a uno fue exponiendo su imposibilidad para poder acompañarnos. Finalmente sólo dos personas acudieron a la cita, para nuestra fortuna eran dos de los mejores guías en la región: Olivier Esquivel y Dennis Palma.
Comenzaba la aventura, la tarea: lograr identificar positivamente la mayor cantidad de aves en el Parque Nacional Rincón de la Vieja. Sin duda alguna una labor nada fácil considerando los fuertes vientos cargados de humedad que causaban una lluvia intermitente en “la gran fábrica de agua” que es el Rincón de la Vieja.
Aun en penumbras partimos hacía las partes más difíciles de acceder del Parque, se debía aprovechar toda nuestra energía en este nuevo día para poder contemplar aves únicas, las madrugadoras, las que buscan su alimento en elevaciones superiores a los 800 metros sobre el nivel del mar. Ojos y oídos entrenados se ponían a prueba en la búsqueda de estas pequeñas maravillas aladas; la lluvia y el viento no daban tregua, todo movimiento de ramas y hojas debía pasar por un rápido escrutinio antes de pasarse por alto.
Cuando se piensa en el pasatiempo de la observación de aves, se podría pensar que resulta algo fácil, pues las aves al tener la posibilidad de volar, son animales que toleran el acercamiento del ser humano; sin embargo pocos piensan en primera instancia en “las ofrendas ceremoniales” que acompañan a esta interesante “profesión”...no se contempla el sacrificio de horas de sueño en que se incurre para llegar al sitio seleccionado antes de la salida del sol. Tampoco se considera que para buscar aves especiales se deben escudriñar lugares especiales. Después de mucha lluvia y tras haber compartido una experiencia de pura hermandad, en la que toda fruta o galleta se repartía equitativamente entre cuatro personas; se lograron contabilizar 50 especies, nada mal para un día en penumbras, frío, lluvioso y de fuertes vientos.