Un microsatélite que construirá el Instituto Tecnológico de Costa Rica se utilizirá para medir el flujo de carbón del Bosque Seco del Área de Conservación de Guanacaste en el Sector Santa Rosa.
Artículo publicado en La Nación el 15 de Enero del 2014. http://www.nacion.com/vivir/ciencia/Espacio-recibira-satelite-Costa-Rica_0_1390660946.html
Un picosatélite (conocido así por su escaso peso de 10 kg) promete colocar a Costa Rica y Centroamérica en el mapa aeroespacial.
La misión que lo llevará fuera del planeta será ejecutada en el 2016 por parte de la Asociación Centroamericana de Aeronáutica y del Espacio (ACAE), con ayuda de socios estratégicos como el Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC) y el Ministerio de Ambiente y Energía (Minae).
El anuncio se hizo ayer en la Casa Presidencial, en Zapote, cuando se mostró una maqueta en tamaño real del dispositivo y se entregó un resumen ejecutivo a la presidenta Laura Chinchilla.
Los encargados de ACAE trabajan en este satélite desde el 2009 –a través de investigaciones y lanzamientos de globos aeroestáticos – con el fin de promover el desarrollo de una industria de ese tipo en la región.
Utilidad. ¿Por qué es importante este pequeño satélite? Según Carlos Alvarado, presidente de ACAE, con él se pretende demostrar que en el país existe la capacidad para construirlos.
En un principio, el dispositivo tendrá la labor de retransmitir datos cada día sobre cómo se comportan los flujos de dióxido de carbono en el casi extinto bosque seco, del cual hay una zona en Santa Rosa de La Cruz, Guanacaste.
Sin embargo, también se planea que en el futuro el satélite sea una herramienta para encaminar a Costa Rica en su meta de ser “carbono neutral”, ya que permitiría recolectar información valiosa sobre emisiones, explicó .
“No hay muchas naciones con esta capacidad (de lanzar un satélite); esto definitivamente hace que Costa Rica se una a los países con capacidades de investigación aeroespacial”, comentó Sandra Cauffman, ingeniera costarricense y subdirectora del proyecto de la NASA para investigar la atmósfera de Marte (Maven).
Cauffman detalló que el picosatélite es importante en términos de estrategia pues brinda una ventaja. “A largo plazo podría eliminar la dependencia del intercambio de cierto tipo de información con países extranjeros y garantizaría así la seguridad de la información”.
Proceso. El TEC será responsable de los sensores que irán dentro del satélite y de mantener funcionando la infraestructura que permitirá recolectar información de flujos de dióxido de carbono en Guanacaste, así como de enviar estos datos al satélite para su almacenamiento y posterior distribución a sitios específicos (centros de investigación).
“Ese es el reto que queremos asumir con la participación de estudiantes y profesores. Construir sensores y fuerza energética que llevará el satélite, para ser autosostenible. También realizaremos la programación necesaria”, explicó Julio Calvo, rector del TEC.
La inversión de capital humano en esta tarea permitirá impulsar la innovación, según Calvo. Además, el desarrollo del picosatélite obligará a los investigadores a “desarrollar otro tipo de aplicaciones, que a la larga resultarán útiles para la sociedad y la industria”.
La construcción del dispositivo tiene un costo de $1,5 millones (¢759 millones, aproximadamente).
El lanzamiento debería efectuarse en otro país pues acá no existe la infraestructura para llevar a cabo una tarea de ese tipo. “Para lanzarlo, nosotros podríamos contratar un servicio o inclusive hacer un convenio de cooperación con una agencia espacial. Hemos tenido acercamientos importantes con los coreanos, con la NASA, o incluso lo podríamos hacer por medio de alguna empresa privada”, aseguró Alvarado.
Además de los socios estratégicos que ya tiene el proyecto, el planeamiento del satélite tuvo el apoyo de la empresa del astronauta tico Franklin Chang, Ad Astra Rocket, y también el de su hermano Ronald Chang, así como de la ingeniera Sandra Cauffman.
Retos. El ambicioso proyecto del picosatélite impondrá retos a cada uno de los actores que le darán vida, e incluso a Costa Rica.
Cauffman señaló que uno de ellos será la necesidad de obtener apoyo económico para el proyecto, ya que sin ese respaldo será difícil que las iniciativas de este tipo puedan llegar lejos.
La científica costarricense destacó que, desde su punto de vista, “se debe educar al Gobierno y a la población para que entiendan que la creación de este satélite tendrá ventajas económicas futuras, pero que no serán visibles en el corto plazo”.