Distinguirse por cualidades positivas que sobresalen de lo ordinario, como acciones que marcan un momento de la historia, es también parte de los hechos que suman a la colectividad de un territorio. En este sentido, es notable el esfuerzo sobresaliente de los pueblos por enfrentar adversidades en procura del bien común, elevándose por encima de lo natural.
El valor reflejado en la gesta heroica de 1856 por cada uno de nuestros soldados es un momento de nuestra historia que inspira a creer en hombres y mujeres forjadores de la herencia que hoy vivimos, una herencia alejada de la opresión filibustera, compuesta por forajidos con visiones esclavistas.
En este contexto, luego de la guerra contra los filibusteros, las manifestaciones de creación de una identidad nacional basada en un hecho tan significativo como la campaña nacional de 1856-1857, tardaron algunos años en visualizar aquellos símbolos que inmortalizaran el heroísmo de nuestros hombres y mujeres.
Pasaron casi 40 años para ver erguidos los primeros monumentos alusivos a la gesta y nuestros héroes. Por ejemplo, el Monumento Nacional situado en San José, se halla sobre un pedestal con cuatro bajorrelieves que representan las principales batallas de la campaña y que fue construido en 1895. Mientras que en 1891 se develó en la ciudad de Alajuela la estatua a Juan Santamaría, héroe nacional.
A pesar de ello, en la hacienda Santa Rosa, escenario de la primera batalla de la campaña nacional, pasaba el tiempo sin distinciones en memoria de los héroes de aquel momento. Fue hasta el 20 de marzo de 1956 cuando se develó el actual Monumento a los Héroes, que, en un intento por ratificar tan importante celebración, estuvo plagado de tintes políticos asociados a hechos militares recientes que adversaron el hecho principal en el primer centenario de la Batalla de Santa Rosa.
Hoy en día, en el cerro Santa Rosa, yace la construcción de aquel monumento representando a través de números romanos dos años: 1856 y 1955. Es una construcción de mampostería simple a base de dos columnas de concreto cubiertas de ladrillo, representando una letra “H” que buscó unificar dos momentos históricos, uno de relevancia en la identidad nacional y el otro pintado con tintes políticos.
Actualmente, por su ubicación, es el mejor punto para apreciar la belleza escénica que representa la conectividad de áreas silvestres protegidas en el Área de Conservación Guanacaste, donde se forja una página más de la historia de Costa Rica.
Desde este punto, además de poder observar las grandes extensiones de tierra conservadas, se pueden experimentar los cambios climáticos como el efecto orográfico, dado por las elevaciones montañosas, sintiendo en época seca fuertes vientos y observando las nubes concentradas en las montañas. ¡Protege que tus pertenencias no se vayan volando!