Los escarabajos peloteros, Scarabaeus laticollis, coleópteros que alimentan a sus larvas con boñiga o estiércol (excremento).
Desgajando porciones del estiércol y, con sus patas delanteras en forma de paleta dentada, las apelotonan dándoles forma esferoide antes de transportarlas a cierta distancia, hasta el sitio donde han excavado un túnel subterráneo para enterrarlas. A veces lel túnel se forma debajo de la masa mayor de estiércol, y no existe transporte; pero cuando este transporte existe, un segundo individuo es admitido a colaborar en el rodamiento de la bola. Video: Rolando Ramos Jiménez, Sector Santa Rosa, Setiembre 2014.
La forma esférica o de pelota que se brinda a la masa desgajada facilita dicho transporte, por cuanto opera en ello el principio físico de la acción mínima. Posteriormente, amasando bien una o varias bolas enterradas, con lo que se homogeniza todo el material llevado al túnel, forman allí una bola grande con todas esas porciones, a la que recién después dividen, esculpiendo con los fragmentos u ovoides de base más ancha y forma poco proclive a rodar.
Cerca del extremo más agudo o punta la hembra introduce uno de sus huevos; luego tapa el agujero del fragmento a través del cual penetró su ovopositor deponiendo el huevo, y ella, bien sola o bien con un colaborador, pule cuidadosamente todo el exterior del ovoide, formándole una capa externa comprimida y casi lustrosa.
Interiormente los fragmentos se calientan unos grados con la fermentación del estiércol, aunque la superficie de este se endurece y se seca (proceso que se acelera por el detallado pulimento proporcionado a cada ovoide), y así cada larva dispone del interior húmedo de su pera o pelota para comer y desarrollarse. En tanto, terminada la etapa en el túnel subterráneo, cada larva saldrá de su fragmento a excavar y alimentarse de raíces para, finalmente, terminar su metamorfosis completa, emergiendo a la superficie como adulto para repetir el ciclo reproductivo.